En el mundo de las drogas se suele hablar de dos tipos de adicción diferentes: La dependencia física y la dependencia psicológica. Hoy, te contamos cuál es la diferencia entre estos dos tipos de dependencia (que no es lo mismo que adicción, conviene señalar).
Tolerancia, dependencia y síndrome de abstinencia
Para explicar la diferencia entre ambos tipos de dependencia, lo mejor que se puede hacer es explica los tres elementos con los que se lidia cuando alguien empieza a consumir drogas, que son la tolerancia, la dependencia y el síndrome de abstinencia.
La tolerancia a las drogas
La tolerancia es el mecanismo de adaptación que tiene el cuerpo para aceptar y soportar la presencia de la sustancia. Esto permite evitar el daño inmediato al organismo, pero, al mismo tiempo, los efectos placenteros.
Es por ello que una persona que lleve mucho tiempo consumiendo una droga necesita más para sentir el mismo efecto. A la vez, es la razón de que una persona que lleve tiempo consumiendo pueda consumir una cantidad que mataría a una persona nueva que la consume por primera vez.
La dependencia y el síndrome de abstinencia
La dependencia, por su parte, es la necesidad de consumir la droga, y, como el propio título de este artículo indica, puede ser física o psicológica. Y, ligado a la dependencia, está el síndrome de abstinencia, que es un cuadro clínico que aparece cuando existe dependencia física.
¿Entonces, cuál es la diferencia entre dependencia física y psicológica?
La principal diferencia entre la dependencia física y psicológica es que una es una dependencia fisiológica u orgánica y la otra es una dependencia mental. La dependencia fisiológica implica daños cuando se abandona la sustancia, porque el cuerpo se ha acostumbrado a ella.
Así, nos encontramos con que es la dependencia física la que genera el síndrome de abstinencia cuando se deja de consumir, pero no sucede con la dependencia psicológica.
Sin embargo, aquí hay que mencionar algo importante y que pocas veces se tiene en cuenta, y es que la dependencia física en sí misma no constituye una adicción a dicha sustancia (es cierto que suelen ir de la mano, pero no necesariamente).

Por ejemplo, imagina que estás en el hospital y te ponen morfina de forma recurrente porque tienes un dolor que lo justifica. Es probable que, al terminar el tratamiento, tengas síndrome de abstinencia, porque tu cuerpo ha desarrollado dependencia física.
Sin embargo, como no existe dependencia psicológica (es decir, no has construido toda una serie de relatos y trampas mentales que te llevan a pensar que necesitas la sustancia), no tendrás problemas para dejar de consumirla. Simplemente, pasarás unos malos días con el síndrome de abstinencia, y ya está.
No obstante, sí es cierto que lo habitual es que ambos tipos de dependencia vayan de la mano.
De hecho, un buen ejemplo de dependencia psicológica son los antidepresivos o las pastillas para dormir. La persona puede haber superado el problema original y, fisiológicamente, estar lista para vivir sin el consumo de esas sustancias.
Sin embargo, ha construido una serie de relatos que le llevan a pensar que, sin antidepresivos o sin pastillas para dormir, no podrá estar bien anímicamente o no podrá dormir. Ahí hay una adicción, aunque la dependencia física sea mínima (o inexistente).
¿Qué tipo de dependencia es peor?
Se suele pensar que la dependencia física es peor que la psicológica, porque la dependencia física está ligada a drogas más duras, como la cocaína o la heroína inyectadas, mientras que la dependencia psicológica se asocia a drogas más suaves, como la marihuana o el LSD (aunque este último caso, no genera ningún tipo de dependencia, por motivos que no vienen al caso).
Sin embargo, lo cierto es que es la dependencia psicológica la realmente grave, como hemos podido ver anteriormente. Es la dependencia psicológica la que nos hace pensar que necesitamos la sustancia para nuestro día a día.
Por tanto, en cualquier intento de superar una adicción hay que trabajar con fuerza en la dependencia psicológica, haciendo ver a la persona consumidora que no es necesaria la sustancia para desarrollar su vida normalmente.
Un último apunte: Hemos dicho que la dependencia física genera un cuadro de síndrome de abstinencia con náuseas, dolores o, incluso, alucinaciones (como en el caso del alcohol). Sin embargo, la dependencia psicológica también puede generar algo semejante.
Fisiológicamente, no debería generar ninguno de esos síntomas. Pero la mente es muy poderosa, y se pueden llegar a somatizar ciertos pensamientos. Por tanto, puede que dejar de consumir pastillas para dormir realmente haga que te cueste dormir más, pero es algo psicológico que se somatiza, no es algo propiamente fisiológico.
Como puedes ver, la dependencia física y la dependencia psicológica a una droga no son lo mismo. Es por ello que conviene diferenciarlas, porque, de lo contrario, cualquier análisis que hagamos estará sesgado y no podremos comprender bien las implicaciones de estas sustancias.
Mis agradecimientos por la información brindada, ya que el tema de fármaco dependencia cada día avanza mas hacia un problema de salud publica. les agradezco me tengan en cuenta para próximas publicaciones.
Un feliz día.
muy muy buen articulo felicitaciones a la autora, es de una lucidez increíble y muy informativo.