En cuanto a las diferencias entre la psicología de Freud y Jung, se ha achacado a C.G. Jung cierto «complejo materno» frente al «complejo paterno» de Freud. ¿Acaso ambos psicólogos han olvidado a la fratría como disolución/resolución del complejo parental y su mediación o superación? El Fratriarcado sería la síntesis del matriarcado y del patriarcado.
Jung, en su obra, trató de desculpabilizar ciertas culpabilizaciones clásicas, como la regresión, el narcisismo y la androginia psíquica. Subyace a todas ellas el tema del Edipo, que reinterpreta este psicólogo como un criptosimbolismo de regeneración o renacimiento.
De este modo, la obra de C.G. Jung se nos muestra en una radical apertura, asimilación y recreación de lo tenido por negativo por su predecesor. Su psicología es un intento de autoasunción, transformación y positivación de nuestras realidades latentes.
Antes de empezar, como recomendación, si es tu primera aproximación a la psicología analítica, recomendamos la lectura previa de estos artículos:
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Diferencias entre la psicología de Freud y Jung
La psicología junguiana vendría a romper el «monoteísmo judeo-protestante» de Freud y su «Ley del Padre», en nombre de un «politeísmo católico-pagano» capaz de ofrecer una diseminación o pluralización de modelos frente al unidimensional modelo edípico clásico.
La dialéctica freudiana es cuasi hegeliana; funciona por «superación» trascendente. Por contra, la dialéctica junguiana es una «dualéctica» inmanente que funciona por «coimplicación», como la filosofía nietzscheana.
A continuación, exponemos en una tabla estas diferencias entre Freud y Jung:
Freud | Jung |
Madre: Inmediatez | Madre: Tesis |
Hijo: Mediación | Padre: Antítesis |
Padre: “Ley superadora del incesto madre-hijo” Aufhebung, Überwindung | Hijo: Síntesis o coimplicación de madre y padre: Verwindung |
Para Freud, el deseo está desarraigado, inobjetivo, flotante e imposible (por culpa de la definitiva desligación de la madre y su sustitución). Por contra, para Jung, el deseo se halla arraigado y arquetipificado por la protorelación primigenia. De igual forma, mientras que en Freud la conciencia moral procede del logos paterno exterior, en Jung procede inmanentemente y arquetípicamente.
Punto tangencial entre ambas teorías
Existe un amplio acuerdo entre Freud y Jung sobre temáticas decisivas vistas desde dos perspectivas distintas:
- La Represión, como la falta o el fallo de «traducción» o «transducción», cuyo interés hermenéutico resulta sobresaliente
- Las necesidades vitales (Eros, oralidad, ternura…) como base matriarcal de lo sensual/sexual
Sin embargo, Jung ha desarrollado mucho más este último aspecto. Por ejemplo, nuestra postura erecta (visual) como superación de una antigua fase olfativa y pregenital. Recordemos que la psique se considera una función del sistema nervioso, cuyo centro es ganglional, no cerebral, así como la dependencia de lo arquetípico (e inconsciente) del sistema simpático visceral.
Un hecho a todas luces trascendente es que en los «bajos» de la psique laten luminosidades de sentido, que son captadas por la intuición (no por la razón). La intuición es como una captación arquetípica.
Jung desarrollo la teoría a un nivel mucho más profundo
De lo anteriormente expuesto subyace una concepción metafísica de la realidad como metabolismo, transustanciación y autosublimación. Mientras que en Freud la sublimación reorienta la energía, en Jung significa metamorfosis y transformación.
Según Freud «donde estaba el ello, debe devenir el yo». No obstante, según Jung, además, donde ha llegado a ser el yo, debe sobrevenir el Sí-mismo. De igual modo, Freud trata de «conscienciar» el inconsciente. Jung trata, además, de lograr una supraconsciencia, que descentra el yo, con una especia de paso atrás o, más bien, traspaso al Sí-mismo.
Con ello se fundaría una especie de hermenéutica arquetípica de la realidad, vista desde el Sí-mismo trasconsciente. El sujeto queda ahora descentrado en torno al Sí-mismo como sujeto trascendental, síntesis diferida, hueco del mundo.
El Sí-mismo como Matriz del yo (de nuevo el arquetipo matricial). La tesis junguiana no es, pues, la del freudiano «coito» parental, sino la de la urdidumbre originaria madre-hijo. Más el arquetipo materno es el de la procreación: tanto de la creatividad del hombre como de la recreatividad del mundo.
El arquetipo materno es el protosímbolo de la vida natural, el advenir y la positivación de lo negativo. Radical mediación de vida y muerte: matriz del sentido encarnado.
Referencias
Ortiz-Osés, A. (1988). CG Jung: arquetipos y sentido. Universidad de Deusto.