El llamado Libertador fue una de las figuras más importantes para la liberación de algunos países de Suramérica, del yugo español.
Simón Bolívar (Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco), fue un militar, estratega y político venezolano, conocido por ser “El Libertador”, gracias a su papel clave en la liberación de los países de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá, del Imperio Español. Asimismo, ayudó con la independencia de Perú y el reconocimiento de Bolivia como república.
Los logros de Bolívar no solo se remontan a su papel como estratega militar, sino a su carisma y diplomacia. Lo cual se ha dejado constancia en diversos discursos y proclamaciones, de las cuales se destacan varias frases que compartiremos a continuación.
Mejores frases de Simón Bolivar
Con estas frases y pensamientos, conoceremos la forma de ver la vida a través de los ojos del propio Libertador.
Más cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de la tiranía.
Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios.
Un ser sin estudios, es un ser incompleto.
El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política.
La confianza ha de darnos la paz.
Yo quiero vivir libre y morir ciudadano.
Primero, el suelo nativo que nada. Nuestra vida no es otra cosa que la herencia de nuestro país.
La libertad es el único objetivo digno del sacrificio de la vida de los hombres.
Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos.
Si un hombre fuese necesario para sostener el Estado, ese Estado no debería existir; y al fin no existiría.
Es difícil hacer justicia a quien nos ha ofendido.
Los beneficios que se hacen hoy se reciben mañana, porque Dios premia la virtud en este mundo mismo.
Nuestra vida no es otra cosa que la herencia de nuestro país.
Formémonos una patria a toda costa y todo lo demás será tolerable.
El modo de gobernar bien es emplear a los hombres honrados, aunque sean enemigos.
La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino.
El ajedrez es un juego útil y honesto, indispensable en la educación de la juventud.
El peso de la libertad es liviano, pero también es difícil mantenerlo en equilibrio aún en las naciones más cultas y civilizadas.
La unión debe salvarnos, como nos destruirá la división si llega a introducirse entre nosotros.
El arte de vencer se aprende en las derrotas.

El hombre de bien y de valor debe ser indiferente a los choques de la mala suerte.
Dios da la victoria a la perseverancia.
Dichosísimo aquel que corriendo por entre los escollos de la guerra, de la política y de las desgracias públicas, preserva su honor intacto.
La paz será mi puerto, mi gloria, mi recompensa, mi esperanza, mi dicha y cuanto es precioso en el mundo.
La primera de todas las fuerzas es la opinión pública.
Cuando la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho.
Libertador de Venezuela: título más glorioso y satisfactorio, para mí que el cetro de todos los imperios de la Tierra.
Siempre verás al ignorante y al necio llevándose los vapores del talento y de los vivos.
Los empleos públicos pertenecen al Estado; no son patrimonio de particulares. Ninguno que no tenga probidad, aptitudes y merecimientos es digno de ellos.
La gloria debe ser insaciable cuando se funda en sus verdaderos principios.
Compatriotas, las armas os darán la independencia, las leyes os darán la libertad.
Hacer bien y aprender la verdad son las únicas ventajas que la providencia nos ha concedido en la tierra.
Es insoportable el espíritu militar en el mando civil.
Quiero salir ciertamente, del abismo en que nos hallamos, pero por la senda del deber y no de otro modo.
Esta mitad del globo pertenece a quien Dios hizo nacer en su suelo.
Es más difícil sacar un pueblo de la servidumbre, que subyugar uno libre.
Id veloces a vengar al muerto, a dar vida al moribundo, soltura al oprimido y libertad a todos.
Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él a mandarlo, de donde se originan la usurpación y la tiranía.
La unidad lo hace todo y, por lo mismo, debemos conservar este precioso principio.
Por la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza.

El que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que produzcan los errores.
La libertad primero que la literatura.
El gran poder existe en la fuerza irresistible del amor.
Maldito sea el soldado que vuelve sus armas contra su pueblo.
Un soldado feliz no adquiere ningún derecho para mandar a su patria. No es el árbitro de las leyes ni del gobierno. Es defensor de su libertad.
Quiero asegurar después de mi muerte una memoria que merezca bien de la libertad.
Un pueblo es esclavo cuando el gobierno, por su esencia o por sus vicios, deja huella y usurpa los derechos del ciudadano o súbdito.
Yo deseo más que otro alguno ver formar en América Latina la más grande Nación del Mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria.
Siempre es noble conspirar contra la tiranía, contra la usurpación y contra una guerra desoladora e inocua.
El mando me disgusta tanto como amo la gloria, y la gloria no es mandar, sino ejercer grandes virtudes.
Los legisladores necesitan ciertamente una escuela de moral.
La esclavitud es hija de tinieblas.
El hombre de honor no tiene más patria que aquella en que se protegen los derechos de los ciudadanos y se respeta el carácter sagrado de la humanidad.
La amistad es más fuerte que la fortuna.
La confianza ha de darnos la paz. No basta la buena fe, es preciso mostrarla, porque los hombres siempre ven y pocas veces piensan.
Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
Debemos emplear la razón antes que la fuerza.
De lo heroico a lo ridículo no hay más que un paso.
La gloria está en ser grande y en ser útil.
Las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes; y el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad.
El que sirve a una revolución vence al mar.
Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la unión.
El castigo más justo es aquel que uno mismo se impone.
Juro por Dios, juro por mis padres y juro por mi honor que no descansaré mientras viva hasta que haya liberado a mi patria.
El primer día de paz, será el último de mi mando.
Yo desprecié los grados y distinciones. Aspiraba a un destino más honroso: derramar mi sangre por la libertad de mi patria.
Las naciones avanzan hacia su grandeza al mismo ritmo que su educación.
El instinto es un consejero leal; en tanto que la pedantería es un aire mefítico que ahoga los buenos sentimientos.
Echemos el miedo a la espalda y salvemos a la patria.
Las naciones marchan hacia su grandeza al mismo paso que avanza su educación.
El que lo abandona todo por ser útil a su país, no pierde nada, y gana cuanto le consagra.
Nuestras discordias tienen su origen en las dos más copiosas fuentes de calamidad pública: la ignorancia y la debilidad.
El joven soldado cree todo lo perdido desde su derrota.
Todos los pueblos del mundo que han lidiado por la libertad han exterminado al fin a sus tiranos.
La libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del Universo.
Como amo la libertad, tengo sentimientos nobles y liberales, y si suelo ser severo, solamente con aquellos que pretenden destruirnos. No basta la buena fe, es preciso mostrarla, porque los hombres siempre ven y pocas veces piensan.
Nada, sino las malas acciones, debe molestar a los hombres.