Que es la violencia familiar
El Código Penal español establece en su artículo 173. 2 que la violencia familiar es aquella que se ejerce de forma habitual, ya sea física o psicológica, en donde la persona que realiza estos actos se encuentra integrada en el núcleo de la convivencia familiar. Esta definición resulta ser demasiado genérica, ya que, la violencia familiar engloba multitud de situaciones y factores por los que una familia puede manifestar este tipo de situación. El principal tipo de violencia familiar, y más estudiada, es la mantenida por uno de los cónyuges hacia la otra parte de la pareja (violencia de pareja), la de un progenitor hacia los hijos/as menores, ya sean biológicos o no (violencia parental) o, incluso, siendo muy habitual, la síntesis de ambos casos. También debe considerarse la violencia entre hermanos, sin olvidar la agresión sufrida hacia personas mayores, discapacitadas o en situación de vulnerabilidad dentro del ámbito familiar, por mucho que cueste creerlo.
Diferentes tipos de violencia familiar
Las agresiones continuadas en las que se puede clasificar la violencia familiar, definidas por Alonso Varea y Castellanos Delgado (2006) pueden ser de tipo:
- Física: Infringir o amenazar con daños o lesiones.
- Sexual: Contacto sexual sin consentimiento, coercitivo o con fines de explotación.
- Psicológica: Infringir angustia a través del control y limitaciones en ámbitos importantes de la vida, aislamiento social, intimidación, amenazas, chantajes, amenazas de suicidio y acoso, etc.
- Emocional: Realizar de forma habitual críticas, humillaciones, denigración, insultos, silenciar, dañar la autoimagen, etc.
- Material o económica: Explotación financiera o ilegal y control de fondos y otros recursos para la supervivencia económica y personal, obligando a una persona a ser dependiente económicamente.
Un caso específico de agresión familiar: la violencia filio-parental
En estos últimos años se ha generado una alarma social en relación a la violencia que ejercen los hijos/as, con edades comprendidas entre los 12 y los 18 años, o incluso más, si continúan conviviendo en el entorno familiar, a sus progenitores, denominada violencia filio-parental (VFP) o agresión de hijos a padres (YPF, por sus siglas en Inglés). Aunque esta situación no es nueva, esto es resultado de un aumento alarmante, alrededor de un 8% desde el año 2017 al 2019, en las tasas de prevalencia españolas con datos expresados por la Fiscalía española en su ejercicio de 2020 (Citado en Contreras et al., 2021).
El problema de una definición de VFP
La literatura científica se ha hecho eco de esta situación, aunque ha encontrado una dificultad para establecer una definición clara y, de alguna manera válida y universal, de VFP. Esto origina que esta quede enmascarado en las verdaderas tasas de prevalencia, así como en la capacidad de identificar factores de riesgo para este tipo de abuso (Simmons et al., 2018).

Características de la VFP
Diversos estudios han identificado que la VFP suele presentarse, en un primer momento, en forma de agresión verbal/emocional para, posteriormente, progresar hacia el abuso físico (Eckstein, 2004). Por consiguiente, el abuso verbal podría ser un predictor del abuso físico hacia los progenitores (Calvete et al., 2011a; Pagani et al., 2004). Hay que destacar que, esto debe ser continuado en el tiempo y, no podemos señalar VFP cuando se realiza de forma esporádica, sino como una habituación de la conducta del menor para imponer su voluntad a los progenitores.
Calvete et al. (2011b) establecieron una asociación entre problemas con sustancias y alcohol, síntomas depresivos, conducta delincuente, impulsividad o creencias que justifican la violencia y grandiosidad en los menores. Así mismo, determina que las agresiones verbales se dan en el 65,8% de los casos y que las agresiones físicas, ocurridas en el 7,2% de los casos, son menos frecuentes.
Diferentes tipos de VFP
Ibabe (2020) realizó una revisión sistemática en donde estableció una aproximación sobre VFP con 4 tipologías de agresores según el nivel de coerción y la direccionalidad de la violencia. A este respecto y, bajo el último supuesto: direccionalidad de la violencia, podemos encontrarnos con dos situaciones muy diferentes:
- Unidireccional: El joven es perpetrador de la violencia y el progenitor es víctima.
- Bidireccional: El joven es perpetrador de la violencia y una víctima al mismo tiempo debido a una actitud defensiva.
Las 4 tipologías de agresores según Ibabe (2020) son:
- VFP ofensiva: Se trata de una violencia unidireccional, resultado de un patrón sistemático del joven que ejerce un control coercitivo o violencia emocional hacia sus progenitores. Esto no es un comportamiento infantil del menor, sino que implica premeditación y manipulación.
- VFP defensiva: Es considerada como una violencia bidireccional, resultado de evitar una agresión para uno mismo o los demás, denominado resistencia violenta. Este comportamiento violento para defenderse es resultado de que el niño ha experimentado abuso de su progenitor/es (disciplina agresiva y negligencia) o por ser testigos de violencia de género en casa. Podría decirse que el menor ha adoptado los comportamientos de su progenitor para solucionar las controversias familiares.
- VFP afectiva: Se trata de una violencia unidireccional impulsiva, resultado de un sentimiento de cólera o rabia como reacción ante una amenaza. Una de las causas más comunes de este tipo de agresiones son el consumo de sustancias del menor, así como algunos trastornos psicológicos (trastorno límite de la personalidad).
- VFP situacional: Podría considerarse como unidireccional o bidireccional. Suele ser de baja intensidad, en un principio, ante un conflicto situacional familiar. Se debe a la incapacidad por parte de los menores o de los progenitores para una resolución de situaciones conflictivas. Según la autora, este tipo de violencia podría ser la más común de los hogares españoles, debido principalmente a la incapacidad de ambas partes en conflicto a no saber escucharse, déficits en habilidades de discusión y pérdida de control que pueden terminar en gritos o insultos para terminar por empujones o arrojarse utensilios.
Diferencias de género en la VFP
Diferentes estudios han estudiado si el género resulta una variable significativa en la VFP. En este sentido, algunos trabajos no han encontrado diferencias significativas en cuanto al género (Loinaz et al., 2020). Mientras que otros encuentran que, aunque la violencia psicológica es ejercida por chicas y chicos en igual proporción, la violencia emocional es más probable que sea practicada por chicas que por chicos y que ellos tienen más problemas de conducta dentro y fuera del entorno familiar como indisciplina, agresividad social, consumo de sustancias o hiperactividad (Erostarbe et al., 2014).
VFP como resultado del aprendizaje ante conflictos familiares
Son muchos los estudios que corroboran que crecer en un ambiente familiar violento en donde la disciplina punitiva de los progenitores ha sido normalizada en el ámbito familiar se asocia con comportamientos agresivos posteriores (Cano-Lozano et al., 2021). Además, los menores que sufren polivictimización (entendida esta como acumulación de traumas a lo largo de la vida derivado de violencia de los progenitores) ejercen más VFP que aquellos con menor victimización (Navas-Martínez y Cano-Lozano, 2022).
Un problema que no termina de salir a flote
Cierto es que la existencia de una escalada en la prevalencia de la VFP en los últimos años arroja cierta preocupación en la sociedad española. Cuando un menor comienza a ejercer alguna forma agresión hacia sus progenitores, pasa mucho tiempo hasta que estos deciden ponerlo en conocimiento de las autoridades, algo que, por desgracia, no siempre ocurre hasta que el problema se ha enquistado de forma grave. Este hecho radica principalmente en las emociones conflictivas que sienten los padres, que se culpan a sí mismos debido a unas creencias sobre unas deficientes habilidades de crianza hacia sus hijos (Williams et al., 2017).
- Alonso Varea, J. M., & Castellanos Delgado, J. L. (2006). Por un enfoque integral de la violencia familiar. Psychosocial Intervention, 15(3), 253-274.
- Calvete, E., Orue, I., & Sampedro, R. (2011). Child to parent violence in adolescence: Environmental and individual characteristics. Journal for the Study of Education and Development, 34(3), 349-363. https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1174/021037011797238577
- Cano-Lozano, M. C., León, S. P., & Contreras, L. (2021). Relationship between Punitive Discipline and Child-to-Parent Violence: The Moderating Role of the Context and Implementation of Parenting Practices. International Journal of Environmental Research and Public Health, 19(1), 182. https://www.mdpi.com/1660-4601/19/1/182
- Contreras, L., Cano-Lozano, M. C., Rodríguez-Díaz, F. J., & Simmons, M. (2021). Editorial: Child-to-Parent Violence: Challenges and Perspectives in Current Society. Frontiers in Psychology, 12, 699072.
- Eckstein, N. J. (2004). Emergent issues in families experiencing adolescent‐to‐parent abuse. Western Journal of Communication, 68(4), 365-388. https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10570310409374809
- Erostarbe, I. I., Martínez, A. A., & Elgorriaga, E. (2014). Behavioral problems and depressive symptomatology as predictors of child-to-parent violence. European Journal of Psychology Applied to Legal Context, 6(2), 53-61. https://journals.copmadrid.org/ejpalc/art/j.ejpal.2014.06.004
- Ibabe, I. (2020). A Systematic Review of Youth-to-Parent Aggression: Conceptualization, Typologies, and Instruments. Frontiers in Psychology, 11. https://www.frontiersin.org/journals/psychology/articles/10.3389/fpsyg.2020.577757/full
- Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal. (s. f.). 203.
- Loinaz, I., Barboni, L., & Sousa, A. M. de. (2020). Gender differences in child to parent violence risk factors. Anales de Psicología / Annals of Psychology, 36(3), Art. 3. https://revistas.um.es/analesps/article/view/428531
- Navas-Martínez, M. J., & Cano-Lozano, M. C. (2022). Profile of the Victimized Aggressors in Child-to-Parent Violence: Differences According to the Type of Victimization. International Journal of Clinical and Health Psychology : IJCHP, 22(2), 100302. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1697260022000114?via%3Dihub
- Pagani, L. S., Tremblay, R. E., Nagin, D., Zoccolillo, M., Vitaro, F., & McDuff, P. (2004). Risk factor models for adolescent verbal and physical aggression toward mothers. International Journal of Behavioral Development, 28(6), 528-537. https://journals.sagepub.com/doi/10.1080/01650250444000243
- Simmons, M., McEwan, T. E., Purcell, R., & Ogloff, J. R. P. (2018). Sixty years of child-to-parent abuse research: What we know and where to go. Aggression and Violent Behavior, 38, 31-52. https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1359178917301398?via%3Dihub
- Williams, M., Tuffin, K., & Niland, P. (2017). “It’s like he just goes off, BOOM!”: Mothers and grandmothers make sense of child-to-parent violence. Child & Family Social Work, 22(2), 597-606. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/cfs.12273