Psicología penitenciaria: intervenciones cognitivo-conductuales

Redactado por Bernardo Peña . Artículo revisado, actualizado y verificado por nuestro equipo de psicólogos por última vez el 8 noviembre 2024.
La psicología penitenciaria se enfoca en la evaluación e intervención psicológica en prisión, con un enfoque mayoritario en el cognitivo-conductual.

La psicología penitenciaria es una disciplina comprendida dentro de la psicología jurídica que se ocupa de la evaluación e intervención psicológica forense en el ámbito de la prisión. Los psicólogos penitenciarios tienen enfoques diferentes, siendo el mayoritario el cognitivo-conductual.

Desde este marco teórico se sostiene que el comportamiento delictivo es aprendido. Dicho comportamiento se regula en cuanto a su adquisición, mantenimiento y extinción por el mismo conjunto de leyes que rigen cualquier otro tipo de comportamiento.

Psicología penitenciaria: intervenciones cognitivo-conductuales

Las intervenciones derivadas de la orientación del aprendizaje se aglutinan en un conjunto de procedimientos y técnicas que tienen como características comunes:

  1. Se fundamentan teóricamente en distintos paradigmas de aprendizaje, condicionamiento operante, aprendizaje social.
  2. Se apoyan en datos comprobados empíricamente e incorporan las aportaciones más relevantes de distintas disciplinas científicas.
  3. Resultan procedimientos considerablemente sencillos.
  4. Se orientan al control y tratamiento de comportamiento específicos.

La aplicación de estas técnicas al tratamiento de comportamientos delictivos cuenta con una historia muy reciente. Se acogen con cierto optimismo, fundamentado en los éxitos obtenidos con la aplicación de estas técnicas en otros contextos.

Además, las Instituciones Penitenciarias brindan un marco sin igual para la aplicación de estas técnicas. Esto se debe a que en estos centros las contingencias de refuerzo y castigo puede regularse con una precisión equiparable a la del laboratorio.

La Economía de fichas

Una aplicación muy frecuente de la terapia de conducta con encarcelados es la economía de fichas. Se ha utilizado fundamentalmente con fines formativos, como es la asistencia a determinados cursos, así como al desarrollo de conductas básicas de aseo (limpieza de la celda, higiene personal) y al desarrollo de conductas alternativas a comportamientos violentos y antisociales.

Contratos conductuales

Los contratos conductuales son otra técnica de carácter exclusivamente conductual, aunque poco utilizada en prisiones. El problema es que al ejercer menos control sobre el sujeto, pierde parte de su eficacia. Está visto que, a muchos reclusos, no se les puede dejar a su libre albedrío o confiar en que harán algo sencillamente porque se comprometen a ello.

Los tratamientos estrictamente conductuales, salvo la economía de fichas no han sido utilizados excesivamente dentro del mundo penitenciario.

A raíz de los inconvenientes vistos con las técnicas estrictamente conductuales, los especialistas han visto necesario desarrollar en los internos un amplio conjunto de habilidades:

  • Que les permitan desenvolverse en situaciones difíciles y conflictivas
  • Planificar su forma de actuar
  • Tomar decisiones
  • Comportarse de la forma más adecuada y eficaz

Estos objetivos son cubiertos por otro conjunto de técnicas que se centran en los aspectos cognitivos que hay que modificar.

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Intervenciones cognitivo-conductuales

Un ejemplo de ello es el Programa de Competencia Social, que incluye algunas de estas técnicas, las cuáles también han sido aplicadas aisladamente. A continuación, se detalla este programa:

  1. Evaluación de los déficits cognitivos y habilidades de interacción de los sujetos.
  2. Se trabaja con grupos reducidos (8-12 sujetos) en sesiones de 1-2 horas, de 1-5 veces por semana.
  3. Se aplican las siguientes técnicas:
    • Solución de problemas: se enseña a los sujetos a reconocer situaciones problemáticas y generar soluciones a las mismas.
    • Entrenamiento en habilidades sociales: se pretende mejorar la interacción de los individuos en su entorno social (modelado, role-play, práctica estructurada…)
    • Control emocional: se aprende a anticipar situaciones de cólera y utilizar ciertas habilidades cognitivas para evitarlas.
    • Razonamiento crítico: se enseña a los sujetos a pensar reflexiva y críticamente sobre su propia conducta y la de otros.
    • Desarrollo de valores: técnica en la cual, mediante el trabajo sobre “dilemas morales”, se enseña a los individuos a tomar una perspectiva social, poniéndose en el papel del otro.
    • Habilidades de negociación: se enseña a negociar estrategias como alternativa a la confrontación.
    • Razonamiento creativo: se procura desarrollar el “pensamiento lateral” o alternativo, frente a las soluciones habituales frecuentemente violentas que utilizan muchos delincuentes para abordar sus problemas
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Conclusiones acerca de la psicología penitenciaria

Los programas de rehabilitación, las técnicas de intervención psicológica y su correcta aplicación pueden influir positivamente sobre la delincuencia. Sobre todo, pueden ayudar a disminuir la reincidencia y el ajuste de la persona una vez salga del establecimiento penitenciario.

Sin embargo, aún hacen falta muchos más datos para poder establecer conclusiones más firmes. La investigación en centros penitenciarios, en muchas ocasiones, no suele ser fácil. Además, los datos de los que disponemos son, principalmente, nomotéticos. Sería ideal poder hacer evaluaciones e intervenciones individualizadas.

  • Bringas Molleda, C., Rodríguez Díaz, F. J., Gutiérrez Cienfuegos, E., & Pérez Sánchez, B. (2010). Socialización e historia penitenciaria. Revista Iberoamericana de Psicología y Salud.
  • Echeverri-Vera, J. A. (2010). La prisionalización, sus efectos psicológicos y su evaluación. Pensando Psicología6(11), 157-166.
  • Fabian, T. (Ed.). (2006). Nuevos caminos y conceptos en la Psicología Jurídica (Vol. 4). LIT Verlag Münster.
  • Soria Verde, M. (2005). Manual de psicología jurídica e investigación criminal. Madrid: Ediciones Pirámide.

Licenciado en Psicología por la Universidad de Jaén (2010). Máster en Análisis Funcional en Contextos Clínicos y de la Salud por la UAL (2011) y Máster en Psicología Jurídica y Forense por el COPAO, Granada (2012). Doctorando en Ciencias Humanas y Sociales por la Universidad Pontificia de Salamanca. Ha publicado 8 artículos científicos y es autor de los siguientes libros: «Psicopatología General», «Neurociencias: etiología del daño cerebral» y «Evaluación Psicológica». Además, es coautor del libro «Modelo ROA: Integración de la Teoría de Relaciones Objetales y la Teoría del Apego».