Gracias a los avances en neurociencia y anatomía, hoy conocemos una zona en el cerebro situada en el lóbulo frontal cuyas conexiones diversas a lo largo del resto del cerebro la convierten en una zona clave para llevar a cabo diferentes funciones emocionales y de regulación, entre muchas otras. Hoy hablamos de las características del área septal y de los núcleos septales, regiones que forman parte del sistema límbico y cuyas características se detallan a continuación.
¿Qué es el área septal?
El área septal es una zona del cerebro que se encuentra en la zona inferoposterior de la cara medial del lóbulo frontal, localizada frente a la lámina terminal, una lámina compuesta por materia gris que conecta el quiasma óptico y la comisura anterior. También se encuentra junto a la zona inferior del cuerpo calloso. Una estructura compuesta de fibras nerviosas que se encarga de unificar los dos hemisferios cerebrales.
El área septal consigue regular el estado emocional gracias a su capacidad para inhibir otras zonas cerebrales responsables del proceso emocional y estresor, como la amígdala, región clave cuya función se asocia de forma muy importante a la reacción de miedo y las emociones, entre otras. Además, este área se encuentra implicada, a la vez que muchas otras estructuras, en el procesamiento emocional y del placer.
Los núcleos septales
Dentro del área septal se encuentran los núcleos septales, un grupo de núcleos celulares que se encuentran frente al cuerpo calloso y adyacentes al septum. Son considerados parte del sistema límbico y se conectan con otras estructuras del mismo sistema.
Entre las funciones de los núcleos septales, se encuentra su participación en los comportamientos emocionales, sexuales, agresivos, así como una modulación de las funciones autónomas y ciertas implicaciones en la atención y la memoria a través de las neuronas colinérgicas.
Los núcleos septales reciben adherencias (neuronas que llegan) desde el hipocampo, una estructura considerada clave en los procesos de memoria. Además reciben adherencias de la amígdala, el área tegmental ventral y de varios núcleos hipotalámicos, entre otras estructuras.
A su vez, los núcleos septales se dirigen hacia el hipocampo y el giro dentado, un área cerebral asociada también a la memoria y los recuerdos.
Funciones del área septal
Como hemos indicado previamente, el área septal y a su vez los núcleos septales poseen estrechas conexiones con el hipocampo y el hipotálamo medial, estructuras muy importantes en el sistema límbico que son claves en funciones como las emociones, la memoria, el equilibrio orgánico o el nivel de alerta. El área septal parece producir una inhibición en las estructuras del sistema límbico consiguiendo disminuir el nivel de alerta. Esto aporta mejoras en la memoria y en la atención que no se ven mermadas por un alto estado de estrés. Así pues, los núcleos septales consiguen modular las sensaciones placenteras y los estados extremos de alerta, consiguiendo integrar los diferentes procesos cognitivos como la motivación, la emoción o la memoria para conseguir un estado de quietud y equilibrio.
Además, se ha comprobado como la estimulación de los núcleos septales a través de electrodos, conllevan a respuestas de placer intensas que hacen que el organismo busque una y otra vez el placer a pesar de conseguir posteriormente consecuencias negativas.
Lesiones en el área septal
Las lesiones en el área septal o en los núcleos septales han mostrado ciertos déficit en diferentes campos de la conducta humana y animal. Cuando se produce un daño en estas áreas, pueden producirse comportamientos altamente reactivos ante estímulos sexuales o alimentarios. Esto se debe a que se da una falta de regulación en el sistema límbico debido al cese de la inhibición que esta región procesa en su funcionamiento normal.
Además, las conexiones que este área mantiene con estructuras como el hipocampo hacen que la memoria o el aprendizaje también puedan verse perjudicados. Como hemos visto anteriormente, cuando por el contrario se estimula esta área, las respuestas placenteras son muy importantes. Esto se ha mostrado incluso en estudios con animales cuyas áreas septales han sido estimuladas. Tras la estimulación, los animales han mantenido respuestas placenteras obsesivas incluso aunque estas fueran seguidas de una consecuencia aversiva. Es por ello que se confirma la importancia que esta área cerebral posee en la sensación de placer.
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