Hoy es muy conocido el método de María Montessori, pero pocos saben cuántos obstáculos tuvo que superar esta notable mujer para contribuir con el progreso de la educación, y con ello al de la humanidad entera. María Montessori fue una mujer valiente, quien desafió muchas normas sociales del momento hasta consolidar su sueño de convertirse en médico y ayudar a los más desposeídos.
Biografía de María Montessori
María Montessori nació el 31 de agosto de 1870 en la localidad de Chiaravelle, ubicada en la provincia de Ancona, un puerto en el centro de Italia. Su padre, Alessandro Montessori, era descendiente de una familia noble de Bologna; además, él había tenido una participación destacada dentro del Partido Liberal como militar abnegado en la lucha por la Independencia de Italia.
Su madre, Renilde Stoppani, era católica y liberal. Se le conocía como una mujer apasionada por la lectura. Era sobrina del reconocido filósofo y científico Antonio Stoppani. Todo esto contribuyó a que María Montessori tuviese disposición hacia los estudios, y en el año 1882 su familia se trasladó a Roma con el propósito de que ella pudiese ir a las mejores escuelas.
Para ese entonces, los padres de María habían descubierto que la niña tenía inquietudes por las ciencias y un talento peculiar para las matemáticas. Así, cuando María entró a la Regia Escuela Michelangelo Buonarroti, era la única alumna, mientras que el resto de la clase estaba conformado por varones.
Su padre anhelaba que María se decidiese a estudiar para ser maestra. Sin embargo, en 1884 María decide inscribirse en una escuela técnica, en la que solo acudían hombres, y matricularse en ingeniería. Esta carrera la abandonó un año después cuando descubrió que su verdadera pasión era la medicina.
María Montessori en la escuela de medicina
El paso de María Montessori por la escuela de medicina no fue fácil. Por un lado, su padre se negaba rotundamente a esta decisión de María y, por otro lado, el director de la Facultad de Medicina, el doctor Guido Bacelli, inicialmente la había rechazado. Pero la decisión de María Montessori fue rotunda, de modo que en 1982, pese a todas las negativas y obstáculos, ella comienza sus estudios en la escuela de medicina.
Su condición como única mujer matriculada también le imponía otra serie de dificultades, puesto que el programa de la carrera había sido concebido solo para hombres y María, para poder practicar con cadáveres, debía hacerlo a solas durante las noches. Los autores que se han dedicado al estudio de la vida de María Montessori han destacado cómo ella estuvo a punto de abandonar la carrera hasta que un suceso inesperado le hizo retraerse.
Un hecho que le hizo seguir
Una noche María iba de regreso a su casa, agotada debido al exceso de trabajo y afectada por la distancia de su padre, así que ya estaba a punto de desistir y renunciar a sus estudios. En ese momento atravesaba el parque Pincio, que usualmente estaba solo a esa hora, pero esta vez notó la presencia de una mujer pobre pidiendo limosna mientras su hijo jugaba con un papel en el suelo. Este pasaje fue decisivo porque hizo que María Montessori retornara a la sala de disecciones y continuará estudiando.
Así, decidió que seguiría en la carrera para poder ayudar a otras personas, comprendiendo de este modo que la medicina no consistía únicamente en seccionar y analizar, sino que también conjugaba los principios de compromiso, amor y servicio.
Más tarde María y su padre se reconciliaron cuando él, por curiosidad, asistió a una conferencia que dio su hija en la universidad en la que su participación fue tan brillante y él sintió tanto orgullo que no tuvo más opción que correr y abrazarla. En el año 1896 María Montessori se convirtió en la primera mujer médica de Italia.
María Montessori al servicio de los más necesitados
Lejos de sentir orgullo o distanciarse de otras personas, María Montessori alzó su voz para defender a quienes tenían menos privilegios en la sociedad. Fue tanta su tenacidad que en 1896 fue elegida como representante de la mujer italiana en el Congreso Feminista que se celebró en Berlín. Allí, María defendió el derecho de la mujer para trabajar y lo hizo con tanta convicción que su presentación circuló en la prensa de varios países.
Más tarde, en 1900, participó en otro congreso celebrado en Londres y atacó a quienes forzaban a los niños para que trabajasen en las minas de Sicilia, además de ratificar su apoyo a un movimiento patrocinado por la reina Victoria I que actuaba en contra de la explotación laboral infantil.
El amor y el trabajo en la vida de María Montessori
En cuanto al amor, María tampoco tuvo un comportamiento adecuado a la época, ya que mantuvo una relación afectiva con un colega de una escuela, el doctor Giuseppe Montesano. Producto de dicha relación nació el único hijo de María, llamado Mario. Pero, tener un hijo fuera del matrimonio era muy escandaloso en esa época, sobre todo si se trataba de una profesional, así que ella envió al niño a otra ciudad para que fuese cuidado por otra familia.
El chico supo la verdad cuando era adolescente y en muchas ocasiones ella tuvo que presentarlo como un sobrino. A medida que transcurría el tiempo María Montessori visitaba centros de niños con problemas mentales, al mismo tiempo que culminaba su especialidad de enfermedades nerviosas. Al momento de escoger a los pacientes con los que aplicaría las enseñanzas clínicas ella demostró interés por aquellos que eran discapacitados.
Observar a los niños aburridos, sin juguetes, así como otros detalles, le hicieron llegar a la conclusión que las deficiencias mentales tenían un origen pedagógico, más que clínico. Esto le llevó a prepararles un ambiente el que los pequeños sintiesen seguridad y pudiesen disponer de todo lo necesario para el aprendizaje. Fue así como propuso un nuevo método de educación moral. Dictó conferencias para los maestros de Roma, fue directora de la Escuela Estatal de Ortofrenia, por decisión del ministro de educación pública, y se dedicó al estudio de los niños con problemas, cumpliendo de este modo el deseo de su padre de ver en su hija a una educadora.
Una mujer incansable
María Montessori jamás tenía vacaciones y trabaja durante largas horas, desde la mañana hasta la noche. Trabajó junto a los niños empleado el material que ella misma había diseñado. Muchos niños pudieron aprender a leer, contar y escribir. En ese momento, muchas personas veían esto como un milagro, porque jamás habían creído en la capacidad de los niños para aprender.
En 1949 Montessori publicó su libro The Absorbent Mind. En 1950 la Universidad de Amsterdan la nombró doctora honoris causa y fue nominada para el Premio Nobel en tres ocasiones (1949, 1950 y 1951). Falleció en Holanda, a los 82 años de edad. Sin embargo, su método de enseñanza continúa siendo vigente y aplicado en muchas escuelas alrededor del mundo.
Bibliografía
- Montessoriana, E. (2016). Método Montessori. In Wikipédia,.
- Montessoriana, E. (2016). Método Montessori apuntes. Amazon Aws.
- Quién fue María Montessori. (2006). Contribuciones Desde Coatepec.
- Sánchez Fernández, I. (1996). María Montessori. Trabajo Social Hoy.
- Schorn, R. (1952). MARIA MONTESSORI. Bildung Und Erziehung.